Quisiera referirme al proyecto netamente fascista presentado por los legisladores Roberto García Moritán y Marina Kienast, del espacio Republicanos Unidos que integra la alianza de Juntos por el Cambio, en donde plantean que todos aquellos ciudadanos no residentes de CABA que utilicen los servicios de hospital público y educación pública tengan que abonar por sus consultas o tratamientos mediante reintegros interprovinciales por los servicios prestados.
Este mismo mamarracho que pretende ser un proyecto de ley, manifiesta el objetivo de “limitar a los gobernadores incompetentes”, derivando el costo a las administraciones de las provincias que correspondan.
Tal presentación, atenta contra derechos adquiridos como son el acceso la salud y la educación pública gratuita dentro del territorio argentino, como lo marca el artículo 42 de la Constitución Nacional.
Ahora bien, al marido de pampita ¿no se le ocurrió pensar que el 72% de los porteños que veranean en la costa atlántica y de tener unas líneas de fiebre deberían recurrir a un nosocomio provincial o de algún municipio bonaerense? O quizás en estas ideas de un trasnochado como este piense trasladar al vecino de la ciudad de Buenos Aires en su Audi al hospital Santojanni o Argerich.
Quiero hacer hincapié en lo acontecido durante el último año y medio, donde la pandemia que nos azotó dejó en evidencia la empatía y solidaridad de parte del gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kiciloff, quien dispuso de vacunas sin turno para cualquier ciudadano del país. Innumerable ha sido la cantidad de personas de CABA que acudieron y sobrepoblaron la infraestructura de los centros de vacunación que puso a disposición PBA, pero quizás desde que comenzó la pandemia, este chico norteamericano ahora con ataques de nacionalismo estuvo encerrado haciendo una estricta cuarentena mirando que redito podía obtener con los dotes profesionales de su esposa.
Estas iniciativas que buscan excluir del acceso a los derechos básicos a quienes menos tienen, es una respuesta a la incorporación a la política de los llamados “outsiders”. En este caso, tanto Moritán, como su co-equiper no tienen la más pálida idea de lo que siente una persona que no pertenece a su clase social, ya que este empresario nacido en Estados Unidos y que vivió en Europa durante su adolescencia hasta que se dio cuenta que podía emprender un nuevo currito y se hizo gastronómico.
Si, hay que reconocerle su capacidad de reinventarse que luego pensó en el currito de ser “el marido de”. Pero como no le alcanzo, quiso probar con la política, y como todo invento sin sustento se pincha rápidamente, obviamente en este caso, él mismo se pinchó mostrando que tipo de ideas defiende no respetando los derechos de los ciudadanos que supuestamente representa y revelando un nuevo intento desesperado de protagonismo para salir en alguna revistita o portal, lo más cómico, es que a “Pampito” lo sostiene políticamente Juntos por el Cambio que por casualidad piensan exactamente igual que él.
Estos muchachos impresentables de la política deberían preocuparse por el funcionamiento del servicio de alimentación escolar y supervisar a las empresas que están mandando comida podrida a las escuelas, y pensar en dejar de contratar a empresas que llevan años de multas e irregularidades, o seguir haciendo negocios inmobiliarios en los espacios verdes de la ciudad para enriquecer al jefe de gobierno y a sus amigos.
¿No pensaron en ningún momento que si hago 180 torres edilicias en 17 meses debo también reforzar el sistema cloacal, como así también el sistema de suministro de agua, como rever los controles para mejorar el sistema eléctrico ante la mayor demanda de habitantes creciendo la capacidad habitacional en la ciudad? ¿No le preocupa que se gasten más de 8 millones de pesos por día en publicidad sus amiguitos que conducen la ciudad?
Si tan buen legislador es, porque cuando se presenta el jefe de gabinete de ministros porteño, Felipe Miguel, no le cuestiona absolutamente nada y solo es un aplaudidor de como desmantelan el patrimonio de los vecinos de la ciudad.
Para finalizar, sería bueno que Roberto García Moritán piense como un edil porteño y no como una larva de quienes lo pusieron en una listita por ser el marido de Pampita.